Dreams are renewable. No matter what our age or condition, there are still untapped possibilities within us and new beauty waiting to be born.

-Dale Turner-

viernes, 21 de marzo de 2014

Desahogarse: una tarea imposible

Llevaba ya AÑOS sin escribir nada por aquí, quiero pensar que es porque ahora me dedico a escribir más "a lo grande", aunque básicamente es que he perdido práctica en aquello de escupir mierda acerca de todo lo que me rodea. Supongamos que hoy tengo un día filosófico y no sólo aburrimiento.

Estaba dando vueltas en mi silla de escritorio pensando <>. La verdad es que sigo sin estar del todo convencida...

¿Leerá alguien esta entrada? Eso es algo que sólo el tiempo dirá, aunque yo estoy por asegurar que no.
No es que me apasione la idea de ser del tipo "buaahh mi vida es una mierda, voy a lloriquear en mi blog" y no, no voy a pasarme la vida escribiendo entradas a partir de hoy. 



Simplemente tenía que echar un pensamiento a este sumidero.


domingo, 22 de enero de 2012

Adiós... ?

Hace ya bastante tiempo desde la última vez que aparecí por aquí y no he escrito nada desde entonces, así que no sé si no estaré algo oxidada... Es igual, lo intento:

Hoy me gustaría hablar de las rupturas. Es algo por lo que todos hemos pasado, si no con la pareja con los amigos, y si alguien no ha pasado por ello es que está más solo que la una.
Hay diferentes formas de romper una relación: una de ellas es deshacerse de ese ser odioso al que un día tuvimos aprecio, otra es ser abandonado y otra, poco frecuente, es acabar bien.
¿Dejar o ser dejado? ¿Qué diríais que jode mas?
Y, en el caso de dejar, o abandonar concretamente, ¿por qué jode? Sinceramente, me gustaría pensar que lo desagradable del asunto está en ver sufrir a la persona anteriormente amada (oh, que bonito suena, ¿no?) pero mirandolo objetivamente, ¿en serio se puede decir que sea eso? No es que diga que la otra persona resulte indiferente (o sí, eso ya depende de cada uno), pero soy de la opinión de que lo que realmente reconcome la moral es el propio sentimiento: hacer que el otro sufra significa que ahora yo soy peor persona...
En fin, es un poco evidente la razón de este tema hoy...
Tenía que decir algo al respecto.


sábado, 5 de marzo de 2011

En busca del principito

Antes que nada, decir que lamento la tardanza desde mi última entrada; es que he estado algo liada entre las vacaciones, los examenes y la falta de ideas... Pero eso, que allá voy con más de las mías:

El amor... vaya un tema, ¿eh? No me malinterpretéis, yo soy tal vez una de las pocas personas que aún creen en él y se lo toman en serio, y tal vez por eso me muestro a menudo tan excéptica. Y es que lo jodido del amor no es ello en sí, sino la actitud que tenemos hacia él: lo buscamos, lo rehuímos, lo tememos, lo ansiamos...
Por ahora centremonos en los que lo buscan. Sí... desde siempre nos dicen que hay que besar muchas ranas hasta encontrar al príncipe, pero algunas tenemos tan mala suerte que, a falta de ranas, besamos a otros bichos más desagradables.
Y, evidentemente, luego pasa lo que pasa.

¿Qué puedo decir? La verdad es que sobre cómo separar a las alimañas que algunas hemos tenido la desgracia de encontrar, no tengo ni idea...

Así que por una vez me podríais ilustrar vosotros. Soy todo oídos.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Días de tormenta

Estar metida en casa y ver cómo el cielo se derrite... Ahora mismo tengo la tele encendida y estoy ante un ordenador, ¡pero no puedo dejar de mirar por la ventana! Siempre he pensado que hay un melancólico atractivo en ver cómo llueve: esas gotas deslizándose por los cristales, esa tenue oscuridad que se apodera momentáneamente del cielo, ese incansable y ronroneante sonido del agua...
La lluvia. Es algo tan triste y frío pero a la vez tan cálido y puro... Imagino otros tiempos, otros lugares, autores de la talla de Bécquer, Lord Vyron, Walter Scott y, cómo no, mi amigo Oscar Wilde. Estoy segura de que la lluvia les inspiraba a la hora de crear, pues incluso a mí me dan ganas de escribir una novela, y puede que algún día lo intente, pero no hoy, no ahora.
Cuando llueve cualquier pensamiento expresado en voz alta, por tonto que parezca, es pura poesía pero, ¡Ay de nosotros, cuando vuelve a salir el sol! ¿Dónde queda entonces nuestro amañado Romanticismo si la pluma, el tintero y la vela se convierten en el ordenador, el cable y la sórdida luz del fluorescente?

[...]

No, no puedo, es imposible...
Lluvia, vuelve.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Las equivocaciones llevan al ¿arrepentimiento?

Sinceramente, es un concepto que no me gusta nada, pues yo nunca sé si de verdad me arrepiento de algo. Desgraciadamente padezco insomnio desde hace ya bastante tiempo y, mientras doy vueltas en la cama, me sorprendo pensando en este tipo de asuntos. ¿Qué tontería, verdad?
Echando la vista a los pasados meses veo muchas cosas buenas y malas pero, sobretodo, me veo equivocándome una y otra vez. Sí, hay tanto que me gustaría borrar... Pero, ¿significa esto que estoy arrepentida de mis actos? Puede que algunos de esos actos me hayan traído más sinsabores que otra cosa pero, ¿no se supone que son parte del camino que he recorrido hasta llegar a donde estoy ahora? ¿no sería todo diferente si pudiera volver atrás y hacer las cosas de otro modo?
Estoy bastante segura de que habría cambios y, si consideramos el efecto mariposa, serían bastante evidentes. Lo que no puedo saber es si sería algo bueno o malo y, sin embargo, aunque me aseguraran un efecto positivo no estaría aún convencida de querer poner remedio a mis numerosas meteduras de pata, pues no puedo evitar pensar que las decepciones, los disgustos, las ostias de realidad, hablando en plata, me los acabaría llevando tarde o temprano.
Ya he dicho muchas veces que la vida no es fácil (menuda sorpresa a estas alturas, diréis), y ello se confirma con la conclusión de esta entrada, que cada uno deducirá a partir de lo siguiente:

¿mirar hacia delante y aprender de los errores, o vivir en el pasado con la impotencia y el arrepentimiento?

Supongo que intuiréis mi elección...

viernes, 1 de octubre de 2010

Caímos una vez, y volveremos a caer

El único remedio para la tentación: sucumbir a ella. Si resistís vuestra alma enfermará de deseo.
Oscar Wilde


Joder, parece que tengo imán para las frases de Wilde... En fin, vayamos a lo que nos ocupa: la tentación... Podremos evitarla una, dos, tres veces, pero siempre vuelve y cada vez golpeándonos más fuerte. Y es así: hay que reconocer que la fuerza de voluntad no existe. Dejar de fumar, empezar una dieta, estudiar a diario... todas estas chorradas acaban siendo aplastadas por los placeres prohibitivos y tentadores.
Y es que el hecho de saber que algo nos está vetado es precisamente lo que lo hace más y más tentador. ¿Quién no ha dicho nunca lo de "solo por esta vez..." justo antes de caer en la trampa? Nos creemos fuertes, nos creemos invencibles, nos creemos dueños de nuestros actos, pero todo eso se desmorona cuando aparece "eso".
¿Y qué es "eso"?, diréis vosotros; pues "eso" no es ni más ni menos que la tentación.
Pasamos la vida librando batallas internas, intentando hacer lo correcto, autocastigando aquellas de nuestras acciones que consideramos inmorales... ¿y para qué? para acabar dejándonos llevar por tontos caprichos que solo nos traen problemas.
Digo yo... ¿es masoquismo...

... o simplemente somos todos idiotas?

domingo, 26 de septiembre de 2010

Te odio, te detesto: te necesito

De todos es sabido que en la vida necesitamos un compañero, alguien a quien querer, un igual, un alma gemela, pues por instinto tendemos a ligar nuestra existencia a la de otra persona y compartir con ella nuestro pedazo de mundo. Sí, digamos que eso nos ha quedado a todos bastante claro desde siempre, pero yo quiero ir un poco más lejos. En mi opinión no solo echamos en falta presencia del compañero, pues de la misma manera necesitamos al enemigo.
Se trata de una cuestión de equilibrio: si tú me quieres, me contemplas, me consientes y me perdonas también tengo que tenerlo a él, que me saca de mis casillas, me recuerda lo imbécil que soy y está siempre esperando a que caiga para alzarse sobre mí. Del mismo modo en que pertenezco a quien me ama también quien me odia se lleva una parte de mí. Es así: amor y odio, el yin y el yang.
Supongo que es más que evidente que yo ya tengo a ese rival, y sentir su antipatía cada vez que nos miramos es una de las razones que me impulsan a autosuperarme y fortalecerme día a día mientras veo como él se va haciendo cada vez más pequeño e insignificante. Sí, yo también te "quiero".

Para terminar con esta entrada quisiera poner una frase de Henry Wadsworth Longfellow, poeta estadounidense del siglo XIX, con la que estoy totalmente de acuerdo:

Después del amor lo más dulce es el odio.

...Y sobretodo si no dejas que te domine y lo usas a tu favor.