Elegir... ¡es una tarea imposible! No hay cosa que más odie que tener alternativas. Es que es tan fácil vivir con una única opción... sin presiones, sin consecuencias, sin responsabilidades, solo ir hacia delante hasta donde nos lleve la vida.
Pero las cosas no son tan fáciles (oh no, nunca lo son) y siempre hay que decidir: qué ropa ponerse, qué comer, qué música escuchar, qué carrera estudiar... Dios, es una locura.
Y después de decidir queda el "y si...", que nos atormenta continuamente, más aún si no estamos conformes con nuestra primera elección. De todas formas, y por mucho que nos pese, la duda es tan natural como la vida misma, así que no hay mucho que hacer, solo joderse y decidir.
Pero, ¿y si no acierto?
¡Ah! Ahí está la gracia, no sabrás si te has equivocado hasta que tu error te estalle en la cara.
Oh, sí, tomar decisiones es jugar a la ruleta rusa.